Masaya | Maryorie Duarte | 15.07.2025 | 10:49
En este primer semestre del año, el Tecnológico Nacional celebra la graduación de 3,900 nuevos técnicos profesionales que egresan de 49 carreras técnicas a nivel nacional, relacionadas con la producción, la industria, la construcción agropecuaria, agroindustria, comercio, hotelería y turismo.
Una de las graduadas es Yhatosky Isabel Rodríguez Martínez, quien cada noche se alistaba para viajar desde la comarca Playas del Arenal, en Tipitapa, rumbo al Centro Tecnológico de Masaya. Salía a las seis de la tarde, sin importar si llovía o hacía frío, siempre llegaba a sus clases.
Ella estudió el Técnico Especialista en Banca y Finanzas, en turno nocturno. Su rostro refleja cansancio, sí, pero también la firmeza de haber cumplido con algo grande.
“Mi mamá me decía que antes la educación se pagaba, y ahora es gratuita. Por eso hay que aprovechar. Gracias a Dios y al buen gobierno, ya me estoy graduando”, dice con una sonrisa llena de orgullo.
“El trato fue excelente. Te atienden con paciencia, y en mi caso, que vivo muy lejos, venía de noche”, confiesa Yhatosky, quien recorría ese trayecto durante un año y medio. Un esfuerzo titánico que hoy rinde sus frutos.
Para Yhatosky, el sacrificio valió la pena. “Sí, porque antes acceder a los estudios era difícil. Hoy, con educación técnica gratuita y variada, las oportunidades están al alcance de todos: ciencia, industria, comercio, ¡hasta francés, inglés y mandarín! Cosas que antes no se veían", recalca, visiblemente orgullosa.
José Adán Beltrán Calderón, egresado de Asistente Ejecutivo, resume su experiencia con fuerza: “Vivimos en un país de progreso constante. Antes estudiar era un lujo. Hoy el que no estudia es porque no quiere. Todo es gratuito, desde los materiales hasta las clases. Se nos retribuye con esta oportunidad única”.
Desde su experiencia como subdirector del Centro Tecnológico de Masaya, el maestro Reynaldo Trejos celebra junto a sus estudiantes: “Estamos cumpliendo con el legado del comandante Carlos Fonseca: enseñarles a leer, a pensar, a trabajar. Esta graduación es parte de la restitución de derechos: educación gratuita, de calidad, con valores”.
Explica con firmeza que el 70% del proceso es práctico, gracias a simuladores, materiales didácticos y aulas especializadas. “Solo les pedimos deseo de superarse. Lo demás, se les garantiza”.
Edward Ramírez Flores, de 52 años, es otro rostro de esta victoria.
“No me gustaban las matemáticas. Era un desafío. Pero logré vencerlo. Intenté por todos lados, y aquí me dieron la oportunidad. Soy técnico en banca y finanzas, ¡y eso me hace sentir joven otra vez!”
Conmovido, recuerda cómo sus maestros lo apoyaron incluso cuando trabajar y estudiar parecía imposible. Hoy, tiene su título en mano y una esperanza renovada en el futuro.
En total, 25 nuevos profesionales técnicos —en carreras como banca y finanzas y asistente ejecutivo— se graduaron en esta jornada de Julio Victorioso, siendo parte de más de cinco millones de estudiantes y protagonistas atendidos desde 2007 hasta la fecha por INATEC.
Historias como estas no solo celebran la educación técnica: nos enseñan que el esfuerzo, cuando se acompaña de oportunidades, puede cambiar vidas.
“El que no estudia es porque no quiere”, repiten varios. Y tienen razón. Porque cuando el conocimiento es gratuito, accesible y humano… lo único que hace falta es el deseo de aprender.