Managua | Prensa INATEC | 04.07.2025 | 11:20
Emely Narváez, con solo 16 años, sostiene entre sus manos su certificado por finalizar el curso de Elaboración de Títeres. Lo observa con cariño, como quien mira una pequeña parte de sí misma. Desde que ingresó en el Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho ¡No volverá el pasado!, su mundo cambió. “Aprendimos a moldearlos desde cero, hacerles sus manitos, manipularlos, jugar con ellos... pero también aprendimos a usarlos con los niños, para ayudarlos psicológicamente o simplemente para divertirnos”, cuenta con una sonrisa que no se apaga.
Ese curso, que forma parte de los 486 certificados entregados por el Tecnológico Nacional (INATEC), marcó un antes y un después en su vida. “Me ayudó a distraerme, a aprender cosas de mí misma, pude saber qué quiero, cómo voy a hacer mis cosas y ponerme creativa”, expresó. Su historia es una entre cientos, pero tiene algo en común con todas: la capacitación técnica y tecnológica está sembrando oportunidades reales de crecimiento.
El centro, ubicado en Managua, ha sido clave en llevar formación gratuita y de calidad a miles de protagonistas. Los cursos impartidos —que abarcan áreas como tecnologías de la información, arte y cultura, industria y comercio— permiten desarrollar competencias para el empleo, el emprendimiento y la vida.
Leonardo Dávila Sandoval, egresado del curso de Creación de Podcast, también compartió su gratitud: “Tuve la dicha de ser guiado por el profesor Gerard Santamaría. Le agradezco a Dios y a nuestro buen Gobierno por esta oportunidad. Yo animo a todas las personas a que usen su voz, que compartan mensajes de valor. Uno no sabe a quién puede impactar”. Para él, las plataformas digitales son ventanas al mundo, y el conocimiento compartido puede ser el milagro que otros están esperando.
Este tipo de aprendizajes, que combinan técnica y propósito, son posibles gracias al modelo de educación inclusiva que impulsa INATEC. Así lo explicó Roger Avilés, director del centro: “La formación iniciada desde febrero representa el desarrollo de competencias para la empleabilidad, pero también desde el enfoque de emprendimiento, a partir de nuestro modelo de economía creativa”.
Y mientras los jóvenes reciben sus certificados, detrás de ellos también hay historias de esfuerzo familiar. Ángel Emilio Linares, padre de Emmanuel —egresado del curso de Excel avanzado—, se muestró emocionado: “Me siento bien orgulloso. Estos cursos técnicos ayudan bastante a muchos padres de familia. A veces hacemos mucho esfuerzo para que nuestros hijos estén aquí. Él ha ido progresando, y eso me llena de alegría”.
La técnica del cuenta cuentos, utilizada en el curso de títeres que tomó Emely, enseña no solo a narrar historias, sino también a transmitir valores, emociones y conocimientos de manera lúdica. “Con los títeres, los niños aprenden poco a poco, mientras se divierten. También se puede usar con adultos para resolver problemas o simplemente para reflexionar”, explica ella. Cada personaje —como don Conejo o Felipe, creados por los mismos estudiantes— se convierte en un canal de expresión.
Los padres confían en estos centros porque saben que ahí se forja un mejor futuro. “Esos certificados no solo son papel: son puertas que se abren”, dijo don Ángel mientras aplaudía con orgullo.
Con la meta de atender a más de 5,300 protagonistas en 2025, el Centro Cultural continúa fortaleciendo la formación técnica para las familias nicaragüenses.