Managua | Gabriela Almanza | 13.03.2025 | 15:48
En el corazón de Managua, donde el asfalto vibra con el rugido de los motores, una joven de 17 años llamada Keyling Castillo está escribiendo su propia historia. No es una historia de princesas ni de castillos, sino una de grasa, herramientas y sueños de acero. Keyling, con sus manos pequeñas pero firmes, desafía los estereotipos y se abre paso en un mundo donde aún muchos creen que la mecánica es solo cosa de hombres.
Desde pequeña, Keyling observaba fascinada la destreza de su padre, desarmando y armando su moto. Las piezas dispersas por el suelo, el sonido de las herramientas chocando, y el olor a aceite se convirtieron en su universo. "Yo le pregunté, ¿Puedo hacerlo?", recuerda Keyling con una sonrisa, "Y él me dijo, sí, vos podés hacerlo". Esas palabras, como chispas en un motor, encendieron la pasión de Keyling.
Pero su camino no ha sido fácil. Cada mañana, Keyling recorre más de 30 kilómetros desde El Crucero hasta el Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho, ¡No Volverá el Pasado!, en Managua donde estudia el curso de Mecánica de Motocicleta. De lunes a viernes, se sube al bus con su mochila cargada de sueños y ganas de aprender.
El Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho le brinda las herramientas necesarias para crecer profesionalmente, reforzando sus habilidades y potenciando su confianza. En este espacio, junto a miles de jóvenes, encuentra una formación integral que le permitirá aportar al desarrollo de su comunidad.
Allí, entre motores y herramientas, Keyling se siente como en casa. "Me gustaría abrir mi taller en carretera sur", dice con determinación, "y ser una de las primeras mecánicas de mi familia".
A pesar de su esfuerzo, no han faltado los comentarios que intentan frenarla. "¿Mujer mecánica? No creo que aguante", ha escuchado más de una vez. Pero en lugar de dudar, esas palabras han sido gasolina para su motor. "Las oportunidades están ahí", "no se dejen amedrentar por los comentarios negativos. Digan: yo quiero hacerlo, y nadie podrá detenerlas".
En el aula de clases, Keyling no está sola. El maestro Santos Umaña destaca que "así como Keyling, hay un par de jóvenes más que también sobresalen por su tenacidad y confianza en estudiar la mecánica de motos".
Para el maestro, ellas son un ejemplo a seguir, demostrando qué, "la mecánica y la motocicleta no son oficios exclusivos de varones". Umaña añade que: "hoy vivimos mejores tiempos y las mujeres en los talleres dan un buen servicio, son hasta más ordenadas y disciplinadas".
Keyling no solo está desafiando los límites personales, sino que forma parte de un cambio más grande, siendo una de las 16,240 mujeres que actualmente se capacitan desde diferentes estrategias desarrolladas por el Tecnológico Nacional, representando el 59% de la matrícula total. Su historia, es un recordatorio de que los sueños, como los motores, necesitan pasión, esfuerzo y una chispa de valentía para ponerse en marcha.