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Una receta de amor, lucha y progreso: La historia de una madre y estudiante técnica que hornea sus sueños

Managua | Maryorie Duarte | 26.05.2025 | 15:59

Una receta de amor, lucha y progreso:  La historia de una madre y estudiante técnica que hornea sus sueños

Desde la pastelería hasta el aula técnica, esta madre nicaragüense demuestra que la educación técnica es el mejor ingrediente para levantar a su familia con dignidad, esfuerzo y mucho amor.

A las cinco de la mañana ya hay olor a pan recién horneado en la pequeña cocina de doña Ritha Hernández Quintanilla. Mientras el primer lote de pan dulce se enfría, ella alista los uniformes escolares, sirve el desayuno y se asegura de que su hija más pequeña esté lista para el colegio. El reloj corre, pero ella no pierde el paso. A las siete y media ya está en el Centro Técnico de Hotelería y Turismo, tomando clases de la carrera del Técnico Especialista en Alimentos y Bebidas. Así comienza su día esta madre nicaragüense, cuya historia está hecha de sacrificio, perseverancia y esperanza.

Entre el horno y el aula: Ritha amasa su futuro con esfuerzo y educación técnica

Ritha no es solo madre, emprendedora y estudiante. Es un ejemplo vivo de cómo el modelo de educación técnica gratuito que promueve el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional transforma vidas. “Ser madre hoy en día es un reto. Tenemos que organizarnos para todo: la casa, el estudio, el trabajo. Pero si una quiere, se puede”, afirma con una sonrisa serena mientras mezcla harina, sueños y objetivos en el mismo tazón.

Desde pequeña aprendió el arte de la pastelería junto a su tía. Aquella afinidad se convirtió en su refugio y más tarde, en su emprendimiento. Sin embargo, sentía que necesitaba algo más: “Aprender a fondo, mejorar, formalizar mi negocio. Así fue como llegue al centro técnico, motivada por el deseo de progresar y enseñar con el ejemplo a mis hijas. Hoy, dos de ellas ya son profesionales, y la más pequeña la admira profundamente: “Ella dice que cuando sea grande quiere ser como yo, emprendedora y técnica”, cuenta Ritha con lágrimas en los ojos.

Estudiar una carrera técnica ha significado más que capacitación. Le ha permitido mejorar sus procesos de producción, conocer las normas sanitarias, ordenar su inventario y visualizar una cafetería propia. “Antes no sabía manejar bien los recursos, pero ahora entiendo cómo funciona todo desde la base. Esta carrera me ha ayudado a ver más allá de lo que hacía empíricamente”, comenta mientras decora un pastel que pronto será entregado a una pulpería de su barrio.

El ejemplo como herencia

Con voz firme pero cálida, Ritha habla de lo importante que es enseñar valores a sus hijas: respeto, honestidad, perseverancia y, sobre todo, amor propio. “Ellas me ven estudiar, me ven cansada, pero también me ven feliz. Eso las motiva. Saben que no hay excusas para no superarse”, asegura.

“A veces el cansancio quiere ganarme, pero no me rindo. Estudio hasta la medianoche, entrego mis productos por la tarde y sigo alimentando mi sueño: ampliar mi propio local y formar a otras mujeres que, como yo, quieren salir adelante. Yo creo firmemente que no hay edad ni obstáculos cuando una mujer decide luchar. La educación técnica ha sido una oportunidad real para cambiar mi vida y sostener a mi familia con dignidad”, sostuvo mientras con su tabla revisa los requerimientos de los alumnos.

A Ritha le gustaría ser recordada como una madre que nunca se rindió, que luchó por su familia y que apostó por el conocimiento como camino al progreso. Su historia no es única, pero sí profundamente inspiradora: es el reflejo de miles de madres nicaragüenses que, día a día, construyen futuro desde las aulas técnicas, las cocinas, los talleres y los salones de clase.

Porque en cada pastel que hornea, en cada clase que recibe, en cada consejo que da a sus hijas, Ritha demuestra que las carreras técnicas son un puente hacia el emprendimiento, la prosperidad y la vida plena. Y que no hay mejor herencia que el ejemplo.

En Nicaragua, el modelo de Educación Técnica representa una oportunidad concreta para las madres que buscan romper ciclos de pobreza y alcanzar autonomía económica. La carrera de Dirección de Alimentos y Bebidas, impartida también en León y Matagalpa, capacita a estudiantes para liderar y gestionar servicios gastronómicos con calidad. Actualmente, 1,763 mujeres estudian en el Centro Técnico de Hotelería y Turismo, muchas de ellas siguiendo el ejemplo de Ritha, apostando por un futuro digno a través de la educación técnica.



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